5 de octubre: Jueves de Oración por las Vocaciones
Por: Vocaciones Jesuitas Colombia
Octubre 4, 2017
"Lo que me ha dado fuerza para convertirme en jesuita es el sentido misionero. Salir fuera, ir de misiones, anunciar a Jesucristo y creo que esto es precisamente nuestra espiritualidad. Salir fuera siempre a anunciar a Jesucristo y no permanecer quieto en las estructuras que tantas veces son estructuras viejas" Francisco."
"PARA NUESTRA REFLEXIÓN Y RENOVACIÓN: RAÍCES DE UNA CULTURA VOCACIONAL PROPIAMENTE JESUÍTICA1
6. Vivencia comunitaria de la fe
Voy a partir de una triple constatación:
a) Dos de las frases de nuestra tradición que más nos gusta citar hoy a los jesuitas son: «Compañía de Jesús, compañía de amor», de san Francisco Javier, y aquella otra del Peregrino: «amigos en el Señor» (20).
A los jóvenes jesuitas estas formulaciones les encandilan y expresan la Compañía en la que ellos se quieren reconocer.
b) Según el citado estudio de O’Malley, una de las razones que movía a las nuevas vocaciones a entrar en la Compañía durante los dos primeros generalatos era el modo familiar y amistoso que tenían los jesuitas de tratarse entre sí (21). Lo que hoy subsumiríamos bajo la unión de los ánimos y los estilos de vida comunitaria.
c) La bibliografía sobre vocaciones y pastoral vocacional repite machaconamente, casi aburridamente, que uno de los factores más buscados por las nuevas vocaciones hoy en día es la vida de comunidad. De ahí que una vida comunitaria vigorosa sea uno de los mejores factores de promoción vocacional.
Hecha esta triple constatación, podemos pasar a la reflexión. El Padre General nos ha insistido, con llamadas urgentes y un lenguaje franco, duro y exigente, a revisar en profundidad nuestro modo de proceder en este ámbito (22). Hay quienes opinan que sin una renovación a fondo de nuestras comunidades y de nuestros estilos de vida comunitaria el 80% de las comunidades de la Compañía en territorio europeo desaparecerán.
Un sexto elemento de una cultura vocacional genuinamente ignaciana y jesuítica consiste en el vigor de la unión de los ánimos, fruto del intercambio espiritual profundo entre los compañeros, de la celebración de la fe juntos, de compartir la misión, de ayudarnos mutuamente en la toma de las decisiones apostólicas, del descanso juntos, de las conversaciones apostólicas, de la atención y el cariño mutuo, del clima religioso, apostólico y de pobreza propio de comunidades formadas por personas que no buscan otra cosa, sino los intereses de Jesucristo (23).
PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL…
¿Qué te llamó la atención del texto? ¿Cómo evaluarías la calidad de vida cristiana en tu propia comunidad? ¿Podría un inquieto a la Compañía de Jesús vivir en tu comunidad con la confianza de que ello le fortalecería su vocación? ¿O tal vez la manera de vivir entre ustedes lo ahuyentaría? ¿Cuáles son tus aportes a una vida comunitaria realmente jesuítica?
ORACIÓN DE LOS FIELES
Con esta oración nos unimos a tantas familias, comunidades juveniles ignacianas, jesuitas y religiosas que hoy piden por las vocaciones a la Compañía de Jesús. A cada petición vamos a responder: R/: Envía, Señor, vocaciones a tu Compañía.
• Pidamos para que, siguiendo la invitación del Papa Francisco, podamos pasar toda nuestra acción apostólica por la alegría del Evangelio, roguemos al Señor.
• El testimonio de miles de jesuitas en todo el mundo nos recuerda el trabajo misionero que identifica a la Iglesia. Que sepamos ser fieles a este deseo de extender la Palabra de Dios al mundo de hoy, roguemos al Señor.
• Para que los jesuitas nos esforcemos por comunicar la alegría de nuestra vida y el sentido con el que la intentamos vivir, roguemos al Señor.
• Para que los jóvenes puedan profundizar en la experiencia del Dios de Jesucristo y puedan ofrecer sus vidas generosamente a aquella misión que Jesús les quiera confiar, roguemos al Señor.
Escucha Dios nuestra súplica, conviértela en realidad si ese es tu Deseo, tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amen.
ORACIÓN FINAL
Señor Jesús, te pedimos que envíes a tu pueblo los servidores que necesita.
Escoge de nuestras parroquias, de nuestros hogares, de nuestras escuelas y universidades una abundante cosecha de ardientes apóstoles para tu Reino: sacerdotes, religiosos, religiosas, diáconos, misioneros y apóstoles seglares; y haz que los llamados por Ti nunca pierdan conciencia de la grandeza y necesidad de su vocación.
¡Oh!, Virgen María, Madre de la Iglesia y de la Compañía, enseña a decir a todos los llamados por el Señor, un sí con alegría, como el que tú dijiste en la Anunciación. Amen.
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Gabino Uríbarri, S.J. - Promotio Iustitiae 75 (2001), pp. 62 – 70
(20) CG34, D.26, n.10 recoge la primera expresión. Está tomada de una carta de Javier a Ignacio, escrita desde Cochín el 12 de enero de 1549. La segunda es de una carta a Juan de Verdolay, el 14 de julio de 1537. Puede verse el estudio de Javier Osuna, S.J. Amigos en el Señor: Unidos para la dispersión (Colección Manresa 18), Bilbao: Mensajero y Santander: Sal Terrae, 1998.
(21) Véase O’Malley, The First Jesuits, cit., p. 55.
(22) Véase, especialmente, su «Carta sobre la vida comunitaria», del 12 de marzo de 1998.
(23) Cf. las cartas de san Ignacio a Juan Pelletier (Roma, 13 de junio de 1551), y a Diego Miró (Roma, 1 de febrero de 1553).