Por: José Martínez de Toda, S.J.
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Lectura del santo evangelio según San Marcos (Marcos 3, 20-35)
NARRADOR/A – Entró Jesús en la casa, y se reunió tal gentío, que no podían ni comer. Sus familiares, que lo oyeron, salieron a calmarlo, porque decían que estaba fuera de sí.
Los letrados que habían bajado de Jerusalén decían:
LETRADOS — Lleva dentro a Belcebú y expulsa los demonios con el poder del jefe de los demonios.
NARRADOR/A - Él los llamó y por medio de comparaciones les explicó:
JESÚS – ¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir. Una casa dividida internamente no puede mantenerse. Si Satanás se levanta contra sí mismo y se divide, no puede subsistir, más bien va camino de su fin.
Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y llevarse sus cosas si primero no lo ata. Después podrá saquear la casa.
Les aseguro que a los hombres se les pueden perdonar todos los pecados y las blasfemias que pronuncien. Pero el que blasfeme contra el Espíritu jamás tendrá perdón; será culpable para siempre.
NARRADOR/A – Jesús dijo esto porque ellos decían que tenía dentro un espíritu inmundo.
Fueron su madre y sus hermanos, se detuvieron fuera y lo mandaron a llamar. La gente estaba sentada en torno a él y le dijeron:
GENTE —Mira, tu madre y tus hermanos [y hermanas] están fuera y te buscan.
NARRADOR/A – Él les respondió:
JESÚS —¿Quién es mi madre y mis hermanos?
NARRADOR/A – Y mirando a los que estaban sentados en círculo alrededor de él, dice:
JESÚS —Miren, éstos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumpla la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.
Pregunta 1 – ¿Fue siempre Jesús bien recibido?
Las multitudes reaccionaron de manera muy positiva (1:22, 28, 33, 37, 45; 2:12-13; 3:9-10). Pero los escribas y fariseos habían decidido eliminar a Jesús (Mc 3:6). Y ahora inventan argumentos para convencer al pueblo que debe morir: “Comenzaron a acusarle que tenía á Beelzebub, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios.”
Pero Jesús les responde: ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás?
Eso sería la autodestrucción de Satanás, como si un reino o familia se divide (v. 25).
Inclusive, les indica que están cayendo en un grave pecado, pues no reconocen la bondad y poder de Dios, diferente al satánico.
Poco antes Jesús había curado a un endemoniado en Capernaúm (Mc 1:23-28). Y éste curado es el primero, según Marcos, en llamar a Jesús como el "Santo de Dios" (Mc 1:24). Jesús conmina al demonio a que se vaya: Ése no es tu lugar. "¡Cállate y sal de él!" (Mc 1:25).
Aunque les dice que ciertamente, si se arrepienten, serán perdonados.
Pregunta 2 – ¿Hay perdón en todas las religiones?
El Torá judío dice: “El que blasfemare el nombre de Jehová, ha de ser muerto; toda la congregación lo apedreará: así el extranjero como el natural.” (Levítico 24:16).
Y los musulmanes también tienen ese principio.
Pero Jesús, el misericordioso, dice: “los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y también las blasfemias contra Dios” (v. 28).
Y así lo practicó Él en la cruz: “Perdónales, que no saben lo que hacen”.
Sólo hay un caso en que no habrá perdón. “Pero el que blasfeme contra el Espíritu jamás tendrá perdón; será culpable para siempre.”
Pregunta 3 – ¿Qué es lo que impulsó a Jesús a proclamar este aviso?
Jesús vio en los fariseos la mala intención. Con gente así no se puede lograr nada. No hay sinceridad. Son gente “de mala fe”. Llegan a decir que curar a los enfermos (o expulsar a los demonios) es obra del demonio. “Los que atribuyen la obra de Jesús a Satanás y a la potestad satánica no pueden recibir perdón, pues éste se basa en reconocer a Jesús como agente de Dios en la salvación” (Geddert, 84-85).
La blasfemia contra el Espíritu Santo consiste en atribuir a Satanás las curaciones hechas mediante el poder de aquel Espíritu Santo que descendió sobre Jesús en su bautismo (Mc 1:10). La blasfemia no es tanto negarle un título divino o darle un título satánico, sino en no reconocer lo que el Espíritu hace por Él: curar enfermos, echar demonios.
Pregunta 4 – ¿Cómo puedo saber que no peco contra el Espíritu Santo?
Si tengo un arrepentimiento normal de mis pecados. Es muy raro que una persona verdaderamente culpable jamás se preocupe de ser culpable.
Y si te preocupas de que puedes estar pecando contra el Espíritu Santo, seguramente ya no eres culpable ni estás pecando contra Él. Esa actitud refleja una conciencia activa, que seguramente te mantendrá a salvo.
Hay quien aborrece el mal, pero que aun así lo hace. “Porque lo que hago, no lo entiendo; ni lo que quiero, hago; antes lo que aborrezco, aquello hago” (Rom 7:15). Era la guerra espiritual que rugía en el interior de Pablo (Rom 7:22-23), pero concluyó que su única esperanza era Jesucristo (Rom 7:24-25). Así S. Pablo no pecaba contra el Espíritu Santo.
Pregunta 5 - Mientras tanto, ¿qué pensaba su familia?
Eran tantas las críticas de los fariseos, que hasta algunos familiares de Jesús se preocuparon por su propia reputación familiar. Comenzaron a creer que Jesús estaba fuera de sí, "mal de la cabeza," loco. Y que, por lo tanto habría que ponerlo bajo custodia.
Pero no toda su familia pensaba así. Su madre María estaba siempre con Él. Su pariente Santiago se convirtió en una persona importante en la temprana iglesia (Hech 12:17; 15:3; 21:17-26; Gal 1:19 – 2:14): líder en la iglesia de Jerusalén, y quizá su primer obispo.
Y los familiares se presentaron donde Jesús predicaba. los que estaban junto a Jesús le dijeron: “He aquí, tu madre y tus hermanos te buscan fuera.
Pregunta 6 - ¿Cómo aprovechó Jesús la presencia de su familia biológica?
Jesús aprovechaba cualquier ocasión para enseñar su Palabra:
“Y él les respondió, diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos?
Esta respuesta da pie para indicar tres tipos de familia:
1.La familia biológica. Pero en otro lugar Jesús dice que Dios está sobre la familia y que ello puede dividir a las familias (Mateo 10:37; Marcos 10:29-30; Lucas 12:52-53).
2. En el Padre Nuestro, ya Jesús amplía el concepto de familia, más allá de la biológica. Ahí dice Jesús que todos somos hijos de Dios y hermanos entre nosotros. Es la familia universal.
3. Pero aquí Jesús define otro tipo de familia más cercana a Dios. “Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y hermanos. Porque cualquiera que hiciere la voluntad de Dios, éste es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.” Ésta es la verdadera familia de Dios. Una nueva familia superior a la terrena.
Es un ejemplo del MAGIS.
Pregunta 7 - ¿Qué es el MAGIS”
En los Ejercicios Espirituales, S. Ignacio nos dice: Busquemos “lo que MÁS nos conduce al fin para el que hemos sido creados” [EE 23]. MÁS en latín se dice MAGIS.
El ignaciano es como el alpinista. Siempre subiendo a montañas MÁS y MÁS altas.
El amor lleva al MAGIS. Se trata de buscar siempre la mayor gloria de Dios y servicio del hombre. Es una opción por ayudar a los MÁS necesitados, por buscar el bien MÁS universal y el MAYOR bien, por ser el MEJOR, por ser el que MÁS ayuda, por cubrir la necesidad MÁS urgente, por elegir siempre LO MEJOR…
S. Ignacio lo repite en sus Ejercicios: “Alcanza la excelencia y compártela”. [Cfr. EE 23]. “Cuanto el bien es más universal, es más divino”. [Cfr. EE 23].
Pregunta 8 - ¿Jesús planteó el MAGIS?
Jesús enfatizó muchas veces el MAGIS: “María (Magdalena) eligió la mejor parte”. - Una mujer le gritó a Jesús: “Dichosa la mujer que te llevó en su seno.” Jesús completó: “Más dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen”. (Lc 11, 27-28). - “Está bien invitar a los amigos, pero ellos te volverán a invitar. En cambio invita a los pobres y Dios te pagará mucho más que tus amigos” (Lc 14, 12-14). - “Sean perfectos como mi Padre…”
Y hoy Jesús recalca: El que cumpla la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre. ¡Qué belleza de respuesta! Ésta es la verdadera familia de Dios, que está sobre la familia universal (del Padre Nuestro) y la biológica.
La Virgen pertenece a los tres tipos de familia de Jesús.
Y los enemigos del MAGIS son la mediocridad, la ley del mínimo esfuerzo, la apatía…
Despedida
Les invitamos a la Misa, a la Eucaristía, sacramento del amor. Allí nos alimentamos con su Palabra viva, con su Cuerpo y con su Sangre, y eso nos ayuda a crecer. Con un crecimiento que, cada vez más, se irá viendo reflejado en nuestras obras.