Por:
Luis Javier Sarralde, S,J. - Asistente de Apostolados
Gerardo Villota, S,J. - Asistente de Formación para la Colaboración en la Misión
María Consuelo Escobar - Gerente Proceso de Regionalización
En espíritu fraterno y desde la práctica del discernimiento común, entre el 8 y 11 de mayo 25 personas que integran el equipo nacional de Regionalización acudieron al primer Encuentro Nacional de 2019 en la ciudad de Manizales, sede que inaugura la movilización a las regiones de esta experiencia que se desarrolla dos veces por año. Esta decisión ha sido vista con acierto porque nos permite descentralizarnos y vivir la Regionalización desde “la provincia de la Provincia”. Ocho de las nueve regiones (por haberse asumido La Macarena apenas el pasado 17 de febrero) participaron a través de sus Asistentes ejecutivos, Asesores documentales y cuatro de los Coordinadores de Misión Regional, y el colectivo de Obras Transversales desde una delegación de la Universidad Javeriana. Bajo la orientación pedagógica de Helena Useche Aldana y la animación de la Gerencia del Proceso y los Asistentes de Formación de los Jesuitas y del Cuerpo Apostólico, y de Apostolados, la experiencia se dedicó a compartir los frutos que va mostrando el actual ejercicio de sistematización del proceso de estos diez años de misión en la vida de la Provincia. Así mismo, proporcionó las condiciones para formular juntos los retos y proyecciones en su horizonte.
Este encuentro fue una experiencia de gran conversación espiritual (cfr. CG 36, Dcto. 1, 12) entre todos los presentes, mediante el trabajo de grupos, facilitado por Helena. Las temáticas secuenciales tratadas fueron el Territorio y el Contexto; el Abordaje de Conceptos; la Espiritualidad Ignaciana; los Tipos de intervención en torno a la Paz, el Perdón, y la Reconciliación; la Estructura Organizacional: planeación, seguimiento – Aporte PORTICUS; y la Metodología: relacionamiento con los pobladores y las comunidades.
Sentimos consolación con causa precedente, al verificar que el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres (Salmo 125: 3), pues su Espíritu ha dinamizado acciones que van dejando huella y hábitos en la manera de servir a la Misión que es de Él, por medio de la Regionalización. Como frutos de este encuentro manifestamos fraternalmente a la Provincia (regiones, obras, comunidades), al cuerpo apostólico, las siguientes certezas iluminadoras y desafiantes del camino hacia el futuro:
El camino recorrido por diez años es reciente ante la rica historia de la Provincia, y sin embargo, permite aseverar que la Provincia, a futuro, ya no puede verse ni pensarse sin la Regionalización, la cual no es un proyecto; es más que eso: es un proceso pedagógico y de discernimiento espiritual continuo para mejorar el servicio de todo el cuerpo apostólico a la Misión. Este camino apenas ha comenzado y es de largo aliento, de largo plazo, a veces lento e imperceptible, pero que ya se siente empoderado, vital y renovador.
Entre los avances, aprendizajes y preguntas que mantenemos en el proceso de regionalización evidenciados en este taller de sistematización, sentimos cómo ha germinado, como la pequeña semilla, una frondosa fraternidad y un compromiso honesto que refleja hondamente la generación del Cuerpo Apostólico inspirado por el Espíritu en el corazón mismo de la Misión; El Señor nos ha llamado desde las obras y regiones a fortalecer una nueva identidad en la que laicos y jesuitas somos compañeros de Jesús en la Misión al que el Padre nos ha llamado.
Hay unas tensiones permanentes, irresolubles pero sanas y necesarias, por citar solo algunas: a) el centro y la periferia: la región es el enclave protagonista que dinamiza la propuesta apostólica, incorpora lo central, se sirve del centro, que a su vez enriquece lo regional; b) lo jesuítico, propio de la Compañía de Jesús, y lo Ignaciano que es de toda la Iglesia, no se oponen, se complementan, se articulan y se distinguen cuando debe serlo; c) el financiamiento central y la auto-sostenibilidad regional, que deja claro que la región debe ser la primera aportante; d) lo Espiritual y lo Socio-político, en donde las Preferencias Apostólicas Universales - PAU juegan un papel de primer orden a la hora de planear y consolidar la plataforma estratégica misional para el próximo decenio. Quizá, en lo futuro las regiones puedan diseñar planes quinquenales de trabajo, imaginar y diseñar marcos de relación con otras obras, con otras regiones, con el centro, con las Obras Transversales; e) las Regiones y las Obras Transversales: aquellas lideran lo regional, éstas sirven a esos liderazgos y hacen incidencia nacional; f) comunidad de horizontes abiertos, dispuesta a colaborar con otros incluso no creyentes, e identidad regional que se fortalece desde su propio quehacer.
Para terminar, preguntamos a la Provincia, al Cuerpo Apostólico, a las Regiones, a las comunidades y obras: ¿ante el momento de Gracia que vive la Compañía de Jesús con la promulgación de las PAU, cómo reorganizar mejor el servicio a la Misión? ¿Con esas PAU en cuanto medios dinámicos, qué cambios hacer en el futuro a mediano plazo desde el proceso de Regionalización? ¿Qué estrategias de articulación pueden contemplarse en la planeación apostólica de la Provincia con la Regionalización, como fuente de inspiración/asidero del Proyecto Apostólico de la Provincia, en todas sus instancias de consulta y gestión, agendas y lineamientos?